martes, 21 de agosto de 2012

Hoy llueve.





( http://www.goear.com/listen/59b2fae/viernes-3am-seru-giran ) Me había sentado a contemplar, a sentir y ver con el corazón, porque hay mucha ceguera en este mundo, que no quiero que me contagie por demás.

Tiene tiempo que te hace pensar y tiene gente que te hace esperar, nada de lo que debiera ser es, porque se laten lágrimas y se secan corazones que quieren llegar a su límite para poder retirarse del sufrimiento en un mal momento que no te deja vivir ni ver nada más que el aire viciado que se te acaba de escapar.

Hay agua también, agua que lava penas, y agua que arruina días. Agua que brota de tus ojos para bien o para mal, y las lágrimas tristes siempre son más saladas.

Agua que llueve tu día y no te deja disfrutarlo fuera, agua que no quiere que te alegres y agua que refresca tu sonrisa.



Recuerdo el agua, la empatía de varias noches, un agua de un lago que se secó y ya no volverá, no la misma al menos, o al menos no creo que vuelva.

Se siente algo así como una tarde que acabás de darte cuenta que fué hermosa, pero fué y nada más que el recuerdo queda en vos, pero al menos el recuerdo queda en vos.



Es hoy un día solitario, un día que es preferible dormirlo y vivirlo por dentro, para pensar, para bien o para mal, o simplemente dejarse estar, que dormir es la mejor forma de meditar.

Me senté a ver, a pensar, a sentir, a meditar. Y los ví, los colores empañados de lo que ya no es y tanto contribuyó a lo que soy, que me dió las creencias de amor que tengo hoy en día y también me obligó a empezar a destruirlas, y con toda muerte hay un duelo.



Imagino que es como haber estado en muchos lugares que ya no están, si la vida es un viaje, el camino que has formado al mismo tiempo se cae, y si no haces más camino, caerás tú también en el frío de la muerte, y eso ya no es vivir.

Hoy llueve, en un principio estaba húmedo afuera, y luego se humedeció mi cara de brotes de lágrimas que no tenían gusto.

Llueve, paró de llover afuera, pero aquí dentro siento el agua salada de algo que cesó.



Llueve, porque se ocultó el sol para que las hojas débiles se marchiten y caigan en una purga natural de agua triste que te resalta lo que terminó.



Llueve, porque el agua de lluvia lava las penas si lográs soportar tanto clima triste.



Hoy llueve, pero mañana no.

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