miércoles, 31 de octubre de 2012

Sobre la importancia de lo nuevo.


Tanta gente se disfraza de importante y hace tan poco de lo que es vivir.
Tickets, órdenes, pedidos, términos en spanglish, sótanos, computadoras, internos, teléfonos, botones, departamentos, todo lo que una empresa tiene sobre su ya construído palacio de naipes.
Tanto tiempo de mirar una pantalla que olvidan que hay un sol allí afuera, tanto tiempo respirando aire acondicionado que rechazan el calor, tanto tiempo respirando desodorante de ambiente que olvidan que la gente suda, pero no es tóxico, tantos lavados de manos sin saber por qué, que temen al contacto físico, tanta burocracia que no saben cuándo saludarte o cuándo no.
Tanto deseo interno por tomar un trabajo con un toque humano, con cariño, con calor, con sol, con aire, tantas ganas de vivir y tantas fuerzas tratando de que no lo haga.
Tanto cariño del pasado estancado sin una entera razón de ser, ni realidades que lo conviertan en algo real, tanto amor dentro que decidió congelarse ya que no sabía dónde ponerse, compañeras de cama que buscan un juguete de carne y hueso, bebidas vacías para ahogar mariposas insistentes en mi estómago.
Esa fué parte de mi vivencia, la que quiero cambiar al menos, en estos últimos tiempos, y por qué? Porque mi malestar me marca que hay una brújula que no he podido seguir, pero lo bueno, mis amigos, es que este malestar en sí es una hermosa advertencia.
Advertencia de que si estoy mal, es porque las cosas pueden estar mejor, no estamos condenados a sufrir, estamos destinados a la vida, lo hermoso y lo menos atractivo de la misma, pero es vida al fin.
No quiero escuchar más a tontuelos que te gritan por teléfono lo incapaces que son, ni quiero privarme del día, llueva o haya un sol hermoso, en ambos casos necesito algo más, necesito sentirme vivo y no más paredes grises, no por ahora al menos, porque me dí cuenta que soy joven, y que si bien mi corazón ha probado amargura recientemente, tiene las ganas que me faltan para brillar, y si no lo hago yo, él me impulsará a ello, puedo desear la paz de la muerte en mis peores momentos, pero él late, y quiero que siga haciéndolo.
Eso es para la torpe ocupación del oficio, del trabajo, del pago de cuentas, sólo quiero un trabajo que me guste para no trabajar más.
Y es el amor lo que cruza la cabeza de quien fué herido, o mejor dicho, resultó herido. Pienso en un sol que viene, un calor que mi corazón, siempre hermosa brújula, siente venir. Un latir hermoso que permite que se alegre y que sabe latirá a su par sin mayores problemas, un latir que le hará crecer, a él y a mí.
No se trata de pasar las noches fuera ni de callar al cerebro con sustancias, sólo se trata de alegría y de sentir, y sufrir lo que realmente sufras, y no sobreexigir tu malestar, nadie, especialmente uno, sale beneficiado de eso.
Hoy me dibujo un futuro que me agrada y que deseo, quiero términos que me alegren y me permitan entenderme y completarme, quiero tu mano sobre la mía para olvidar mis pasos y mirar tus ojos y tu cara hasta que tenga que redescubrir a dónde me han llevado mis pies.
Y luego quizá, celebrar con un trago. <3

miércoles, 17 de octubre de 2012

Sobre cortes.


( http://www.goear.com/listen/b463c89/sueno-con-serpientes-silvio-rodriguez )
No es la primera vez que apelo a esta canción, pero sí la primera vez que apelo a la misma tras poderla tocar pobremente, y sentirla de una forma diferente.
Es de noche, de noche en mi vida hasta que el sol golpee mi cara con su violenta alegría, que poco más que agradecer puedo, el resto es disfrutar.
Me vuelvo impaciente a la hora de cortarme, cortar mi cuerpo, tajear mis tejidos por motivos internos que me piden salir y ya no saben cómo.
Hay algo en mi que pide ser punzado, pide una salida y hay proteínas, partes de mi cuerpo que deben ser amputadas, rotas, razgadas, porque quien soy no es tan externo, entra en una única de mis millones de células.
Millones de unidades repetidas que repiten una misma cosa, una misma tendencia, una misma frase, un mismo nombre que sólo quiere salir, y salir y salir.
Siempre sentí mucho calor en mi vida, calor de emoción, calor de sensación, calor incómodo, calor en días calurosos que de nadie puede fiarse.
Yo quemo, quemo al resto, el resto no llega a sufrir, sólo se aleja para mantenerse cálido, pero mi corazón late más fuerte para pedir más cercanía, pero eso sólo genera más calor.

Calor que a otros ya no sirve a la misma distancia, y deben alejarse, pues soy una hoguera, y lastimo al resto, y para que se acerquen, debo dejar salir ese calor.
Buscarme una compañera de fuego, o razgar mis tejidos hasta que ese fuego respire aire, salga rojo, amenazante, señal peligrosa de vida peligrosa que hay dentro mío, por eso corto.
Corto porque tengo mucho, mucho que siento de sentimientos que nadie me pidió tener, pero suceden, como el pasto en la tierra tras el amanecer del sol, o el rocío tras ocultarse, pide salir.
Salir como planta, planta roja y viva, más fogosa y calurosa que la común verde del campo, ésta sale de mi ser, del ser de alguien cálido por demás, peligrosamente cálido.
Por eso corto, corto las barreras entre lo que hay en mí y el aire que sólo mantiene el calor vivo, ese fuego de mi vida que me calcina y a nadie deja acercar.
Por eso corto, en silencio, porque todos tenemos nuestros demonios, y los míos incendian desde hace tiempo y sólo así se callan a veces.
Lo bueno es que los calla por mucho tiempo, es lo único que piden, un límite más permeable, fácilmente proporcionable por un filo de un elemento tan insípido como el metal.
Por eso rompo esa barrera, para que lo peligroso en mí salga y pueda acercarme a otros, por eso corto, porque a otros quemo.
Corto, porque late desde adentro, corto para que salga y vea de qué estoy hecho.Sobre cor

viernes, 5 de octubre de 2012

Sobre finales felices, que con suerte, no terminan.

En los momentos de alegría, hay tiempo que no es tiempo, hay aire que es helio y un mundo aparte en el que nos regimos.

No es fácil recordar cómo se llegó a ese momento, ni puntualmente cómo lograr repetirlo, pero sí es cierto que ahí estuvo, y ahí está, en nuestro corazón.

No es difícil tener un momento así, sólo poco usual, y a veces es lo difícil de estos momentos, cuando ya no están ni podemos tenerlos, que pensamos en cómo añoramos por uno.

Un beso de una persona, una caricia, un aroma, saber que estás yendo hacia un lugar en la noche que te hará sentir distinto, que hará esta noche diferente.

Y es la frialdad actual, de estar solo en la cama, o molesto en un trabajo, estancado en la vida que nos hace gritar encerrados en un frasco, seguros de que el aire se nos va a acabar y que nadie escucha fuera del encierro, nadie mira hacia uno, a nadie le importa.

Si la soledad terminará por matarme y la tristeza será mi verdugo, entonces quiero recordar lo bueno, saber qué cosas fueron mi vida y qué momentos un relleno de tiempo, un corte comercial.

Pues si he de morir, quiero morir de alegría, de alegría de lo que tuvo mi vida, aún si es por falta de aire, que la última bocanada exhalada sea de sastifacción, y no un reflejo de sollozo, que mi última expresión sea de alegría y no de tristeza, que mi última lágrima sea de euforia, y no de desgarro.

Es que esos momentos en mi vida, por los que ansío cada noche en la que no estoy vivo, o en cada día que es gris, son mi vida, y es paradójico que sea tu vida la responsable de tu muerte.

Es una trampa de la verdadera tristeza, el convertir las alegrías más profundas en motivos de llanto de desesperanza, y porque no quiero que mis momentos de real vida sean mi veneno, yo elijo recordarlos con amor.

La melancolía de ya no vivirlos estará de todas formas, así que ¿por qué los querría recordar con tristeza?
Muchas veces, con este truco de la verdadera tristeza, perdemos estos motivos de vida y los convertimos en los motivos de nuestra muerte.

Pero más que llorar porque el sol se fué, tendrás un momento más a recordar cuando duermas si te sientas a ver las estrellas.

Más que llorar por un amor perdido, debieras alegrarte de haber probado el amor.

Porque lo bueno que pasó, es prueba de que estás vivo, y el que ya no esté no te hace un muerto andante, de hecho, hace posible que se avecine otro momento de vida.

Así que si el aire en tu prisión de vidrio se acaba, y ya mucho has consumido por agitarte en llanto, sugiero, pues a todos nos pasa, que tu último respiro sea calmo, que sea el mejor respiro que puedas tener, que recuerdes tus amores y amistades y pienses en las mil formas que morirías por ellos, pues ellos te han dado una vida para entregar.

Y quizá, si sientes que nadie te mira, sus corazones te recuerden en ese último momento de vida que tenés para amar.

Y te miren, y rompan ese vidrio, para encontrar a alguien que han amado, querido, vivo o muerto, pero con una sonrisa que les recuerde a ellos, pobres seres igual de frágiles que vos, que existió alguien que les amó, hasta el último respiro.

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miércoles, 3 de octubre de 2012

Sobre ser, o estar.

( http://www.goear.com/listen/fcd918d/quizas-porque-sui-generis )

"No sé bien si aferrarse a algo es bueno o malo, pero sí sé que aferrarte a algo que se hunde, te hundirá. Me alegra aprender a soltar, siento que me completa admitir las derrotas. Hace mucho creía en las malas noticias, y en perder, que es muy diferente a ser derrotado, hace mucho creía en que "perder" y "dejar de tener" era lo mismo, hce mucho tiempo, pensé que se podía "perder. Cuando en lugar de aferrarme, abracé, todo se sintió más afín."

Extracto del segundo cuaderno azul.

Creo que para aprender sobre amor, es primordial dejar de hablar del mismo. Hablando de éste, habiendo amado en un pasado, uno va a estar hablando de aquello que ya comprobó que no va con uno.

Hablaré entonces de enamoramiento, que creo que apela mucho más a mi actualidad. Apela porque he sentido esa exaltación que te da la sonrisa que causás en la otra persona si lográs agarrar algo del momento, si rescatás verle un tiempo largo sin decir ninguna palabra, porque no sabés romper el hielo, porque no estás en una fiesta y porque no podés tirar una frase de langa, porque no querés ser un langa, no es una minita que te querés levantar, querés ser vos y rogar por que la persona que te responde no sea lo que imaginás, que sea algo mucho más grande y te haga quedarte sin palabras, te relaje con una sonrisa, y puedas mostrar un poco más de lo que sos.

Es fácil decir "Sé vos mismo", y es increíblemente más fácil hacerlo, lo difícil es aceptar los resultados, al menos, de forma inmediata.



Por lo pronto creo que es cuestión de entender de qué te rodea el ser como sos, el "ser vos". Porque las sorpresas, por suerte, están en todos lados, y que no te sorprenda que "ser como sos" te traiga resultados que no preferís exactamente.

Pero esto no es problema, porque en ese caso, a menos que no entiendas cómo mejorar tu situación, vas a tener motivos reales para cambiar, ya no va a ser gustarle a alguien, o adquirir una ventaja, o parecerte a otra persona que aparenta tener más éxito, no, será porque realmente querés mejorarte.

A veces encerrarse es muy bueno para esto, en lo personal, muchas veces lo prefiero, de hecho llego a esto tras dedicarme a mí. Pero no es eso todo, a veces no entendemos sobre la hermosura que hay, y el perfecto orden que tiene el mundo, el universo, una medida ridícula para ponerle un nombre a lo desconocido.

En cada agresión, en cada explosión, en cada noticia, en cada beso, en cada oposición que hay entre fuerzas y opiniones, sucede algo, algo que tiene que suceder, que no entiendo, y calculo que vos tampoco.

Calculo que nadie entiende realmente qué está pasando, menos aún cuando ves a alguien y sólo podés tratar de llevarte su cara en tu memoria, imaginarte cómo se ve ella en la mañana o qué hará en su tiempo libre, pero lo bueno es que sucede y se supone que así sea.



Se supone que pasen esas cosas, que nos afecten y nos pongan mal o bien o ambas o no sepamos cómo nos ponen, porque va a crecer desde eso.

Tuve una sensación hace poco, en mi templo, en el que todo estaba sucediendo en una secuencia orquestral, cada movimiento de varilla, cada cuerda, cada platillo, todo funcionaba como un reloj, y yo no sabía (sigo sin saber) en qué lugar estoy entre ello, pero que algo pasará conmigo, porque estoy, y es una realización importantísima a tener, vos estás acá, estás leyendo esto y sos una fuerza imparable en el universo, que puede crear, destruir, llamar a un número azaroso y decir que amás a quien levante el teléfono del otro lado, y colgar, y quizá eso haga un cambio en el día de la otra persona, tenés mucho por hacer, mil cosas que has hecho y las incontables que podrías haber hecho.



Por lo pronto estás acá, y en este momento, te quiero, porque experimenté el cariño, lo experimento, y te quiero, espero que hayas disfrutado del texto, que haya hecho algo en vos, porque realmente transmitirlo ha hecho algo en mi, no se si se reflejará lo que intento, sé que podría con palabras o hechos mas puntuales, pero no lo hago, sólo porque lo elijo, quizá sea tan malo en esto que apelo a tu libre asociación, pero si asociaste con algo, ya está listo.

Te quiero ahora, si estás acá, ahora es todo y mañana es menos importante.