miércoles, 26 de marzo de 2014

Segunda entrada al 4to cuaderno azul












Creo que la conducta de la naturaleza se replica en sus integrantes.

Uno a veces necesita migrar de donde es su hogar, pues quizá haya vivido allí toda su vida, pero al invierno le tomó todo ese tiempo en llegar.

A veces uno es como el mar, lleno de rocas en el fondo, pero suave y en constante pulso, un latido acerca a la tierra para que le beses, luego recuerdas que lo que en vos vive, no sobrevive en la tierra, con lo que tu próximo latido te aleja de ella, hasta que lata de nuevo tu corazón y no puedas detenerlo.

He visto en gente la sensación de lo divino que la magnificencia de las montañas transmiten y que logren que les mire enteras, sin saciarme de belleza y lagrimeando de no parpadear, por miedo a que el momento pase.

Nunca pude enamorarme de alguien que desee demasiado en su vida, siempre fueron el fuego y el agua, el aire y la tierra en la otra persona lo que puso un hechizo en mí.

Cómo no enamorarse de alguien que sabe lo que tiene? Hay fantasmas y reflejos que nos dicen que abrirse está mal y que algo debe asegurar nuestro futuro.

Abrirse puede no ser elegido, pero nunca creí que estuviera mal ofrecer ese tesoro.
Y un futuro? Aún nada obtuve de alejarme del presente, de hecho en lo mejor que viví, sólo nos compartíamos con alguna amistad, o algún amor, sin dinero ni planes, sólo una vista preciosa, una mirada sincera, o quizá sólo cuatro paredes y el contenido de nuestro pecho y la esencia del alma.

Mañana (hoy, mejor dicho) debo recorrer una buena distancia porque mi corazón me lo pide.

Es hermoso poder escribir ésto y sentirlo de verdad. Hay aire y agua y tierra, a veces caemos en la trampa y requerimos aún más, pensamos que podríamos llenarnos de lo que nos sobra para no mirar lo que realmente falta.

Nuestro corazón es libre, pero es nuestro el coraje a usar para seguirlo.

Hacía mucho no escribía así.  =)

martes, 25 de marzo de 2014

Primer escrito del 4to cuaderno azul

"Es sólo normal que me enamores, pues cruzarte y mezclarnos me ha cambiado.
Es lo más común que quiera que rías, después de ver tus ojos empapados.

Debo recordarte que el sol sale cada día, si llego a verte triste en un ocaso.
Hacerte saber que puedo recordarte sobre alegría, sólo porque tú primero me la has dado.

Aprendí a tenerme menos lástima y pensar menos en lo malo que me ha pasado.
Y si necesito recordar que hay algo bueno, eres el ejemplo más claro.

Es rudo el viento frío y el agua que cae, punza diestra.
Pero si a la tormenta has sobrevivido, es tuyo el paisaje para ue florezca."

sábado, 8 de marzo de 2014

Finders Keepers



Creo que me perdí en algún momento, pero no sabría exactamente cuándo fué.

Durante ya unos años creí que el mundo me debía algo por todas mis pérdidas, por todo mi sufrimiento que yo creo no me merecí.

Sigo creyendo que no merecía ese sufrimiento, pero en lo que dejé de creer es en el verbo "merecer" para referirse a algo malo, verán, hace un tiempo (de hecho fueron éstos años que creí el mundo estaba en deuda para conmigo) tampoco creía en que alguien mereciera algo malo.

Merecemos lo bueno que nos sucede, y lo malo son situaciones, no son castigos ni son maldiciones, lejos están de ser mandatos divinos o planes maquiavélicos de alguien para asegurarse de que estemos menos contentos. Son situaciones, algunas las queremos en nuestros días y algunas otras no, pero allí están. Las que no queremos en nuestro día, las solucionamos y las que queremos, las aprovechamos.

Durante años creí que todo mi esfuerzo de búsqueda a por el amor verdadero había terminado y que ahí estaba, en mis brazos, de hecho ahora sé que lo tuve, fuí bendito con el amor y fué mío y tangible un hermoso tiempo, y después se fué.

Cuando se fué pensé que eso no lo merecía y es cierto, nadie merece que se le arranque de las manos el amor, especialmente si has sido alguien "malvado". Lo primero que se necesita es saber qué es lo que se destruye con semejantes acciones, creo yo, es la única forma de saber qué es lo que pasa cuando decidís afectar para mal a alguien, lo mucho que contribuís a privar a alguien de algo bueno.

En síntesis, durante los años siguientes a ese único suceso en la historia de mi vida, pensé que algo se había perdido, bah, no sólo lo pensé, es un hecho. Y pensé en mí, en cómo yo no tengo lo que más amé y cómo yo lo perdí y sobre cómo yo lo tenía y cómo yo ya no lo tengo más.

Y todo ese tiempo de mirarme el ombligo contribuyó sólo a que vea lo mal que estaba y que piense todo lo que no se me estaba dando. Y así olvidé cómo es uno enamorado, no me enamoré más y me volví en parte, alguien que no me quería volver, por eso encontraba infelicidades que nadie más que mi persona encontró y sufrió.

El amor desde afuera, ese amor se fué. Y no estaba planeado y no fué un plan horrible, es una situación, eso ya no estaba más, como tampoco lo estaba el día anterior a que llegue, pero en ese entonces yo entendía sobre el bien y el mal, está el bien y el mal es el resto, lugar donde el bien no se ejercita, pero no es un horrible mal de tristeza, no al menos si tratás de hacerlo algo diferente.

Siento un velo retirado de mis ojos, donde no importa la mirada del resto, pero sí su bienestar. En este tiempo pensé al revés, que importaba la mirada del resto para mi bienestar, pero el amor no es eso, el amor está ahí, y convertirme en alguien que decide no creer en él, no me va a devolver el amor que tanto ansié y en su momento supe tener.

Creo que volví a cambiar para bien tras explorar un lado escéptico en mí, como comprobar que dios no existe tras volverse un creyente y no obtener resultados, entiendo ahora que no existe el mal tras sumergirme en la creencia de que estaba condenado a él.

Creo que tuve una pérdida inmensa y si bien eso me alejó del sentimiento de amor, no me perdió.

Hoy me encontré algo de nuevo, y así creo que deberíamos ver la vida:

"Es un lugar a donde venimos a encontrarnos cosas, no a perderlas"

Y puedo llorar de alegría.