domingo, 27 de enero de 2013

Sobre finales reales.




 Sólo podés dejar a alguien con un motivo, y es tu deber encontrarlo si existe, porque sino, dejar a alguien no tiene sentido, y es feo dejar a alguien porque sí.

 En lo personal, mis motivos para dejar de estar con vos se fueron acabando cada vez que volvimos a cruzar nuestras vidas, de otra forma no te dejaría cruzarme de nuevo.

 Creo que cuando lo externo se mete mucho en uno, o en una combinación de personas, esas personas no forman un refugio, no logran mantener "eso" sin filtraciones. Lo bueno sobre este final, es que tengo un motivo por mi parte para dar el cierre, motivos que me parece no han de acabarse, bah, uno nunca sabe lo que va a suceder y yo soy el menos indicado para adivino, pero ahora que encontré mi motivo (o motivos) ya no queda pensar y pensar y pensar, sé lo que me hace mejor.

 Ahora sólo queda hacer, hacer y hacer, y es un tema, no porque me pese el pasado, nada que ver, es sólo que el futuro aún no llegó, es lo bueno de que hoy seguro vaya a ser un día hermoso. Y vivir sin miedo, que el amor es algo que pasa, o algo que otras veces se construye, y cualquiera de ambas me va a servir, la cosa es no comprarlo hecho.

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lunes, 7 de enero de 2013

Extracto del tercer cuaderno azul

"Siempre hablan de 'superar' amores previos dejándolos atrás, pero eso es meramente enterrar una emoción, y bajo tierra los sentimientos echan raíces.

Siento que he logrado entender cómo superar realmente cariños y amores anteriores, lejos de ignorarlos o enterrarlos.

Este año superé tres amores haciendo justamente eso. Superando al amor.

Lo que me dañaba era que el amor no era el mismo en ambas partes, sino que había tres versiones:

La mía, donde deseaba romper todo límite y ser uno con la otra persona.

El deseo, de que la otra persona quiera lo que yo, contagiándome de lo que fuere ella.

Su amor, el amor de ella, puesto en diferentes lados y personas, me gusta pensarme entre ellas.


Mi dolor vino de luchar porque las tres sean lo mismo, pero claro que sólo traería dolor, pues si amás a una persona, cómo pensás en cambiarla?

Me enfoqué entonces en todos los restos de mí que me quedaban, y dejé entrar al dolor.

Un dolor hermoso realmente, porque era dolor de duelo, un dolor que de no encubrirlo, nos puede aportar y purgar.

Permití que me duela que ella no pusiera su amor en mí, permití que me duela el haber permitido que haga cuanto guste conmigo, y debo admitir que ese dolor parecía no terminar.

Incluso me permití tratar de convencerme de que el daño me lo hizo ella, de que era malvada, así por lo menos no me volvería loco, encontraría el centro del dolor y la arrancaría como una astilla en la planta del pié.

Pero si el odio nos diera soluciones el mundo sería cenizas.


El hecho de que sea así de encantadora me salvó de la desesperanza la primera vez que la conocí, pues me dijo, como un frágil secreto al oído: 'El amor existe'.

Ahora su encanto me salvó del odio, odio que quise desviar a ella, y por fortuna no me salió.

Al fin la veo como a una persona y no como algo superior que uno espera le salve de todo. No veo justo el ponerla en deuda de mi bienestar sólo por ser un encanto.

El olvido existe, pero no para la gente, sino para el dolor y el miedo.

Ella me daba éstas dos emociones, pero de lo malo se aprende, lo malo tiene fin, y toda mi vida me volví a exponer a lo que me dolía o atemorizaba, pues quería ser lo más que pudiera para quien yo fuera a amar.

Superé mi amor por ella, pues ahora mi amor no involucra dolor o miedo, es sólo verla crecer y bailar.

Y para este espectáculo, el mejor asiento es a su lado. <3

miércoles, 2 de enero de 2013

Instrucción de cariño

En la vida, en mi más temprana vida, recuerdo que no sabía de qué forma demostrar mis sentimientos.

Eran más y más aire en un globo, un león enjaulado con recuerdos de libertad, un preso determinado con la máxima voluntad, casi son un ser, el mejor escapista con las menores ganas de permanecer encerrado.

Me preguntaba cómo debían salir a flote, cómo debían dar con otra persona, ya que, si bien nunca me importó mucho la etiqueta a menos que tenga buen motivo de usarse, los sentimientos podían impactar mucho más fuerte que un golpe.

Mi abuela me dijo una vez cuando yo me estaba cambiando: "Al que no le gusta, que no mire" y con esa frase definió muchas decisiones en mi vida.

Mis sentimientos son parte de mí, y no quiero mentir en la cara de nadie cuando algo tan maravilloso como una emoción encontrada me pase, eso la apagaría, frenaría el flujo y haría que algo que pudo ser más, sea en una menor escala.

No sé a qué vine a esta vida, pero sé que vine a vivirla, y responderé por mis emociones y cada demostración de las mismas.

"Those who mind, don't matter, and those who matter don't mind."

Entendí el precio de ahogarte en emociones calladas, al menos sé lo que provoca en mí.

Y no quiero una vida sin vida, quiero un viaje lleno de recuerdos, muchísimas anécdotas, algunas fotos y las cicatrices que hagan falta.

Es parte de mí, y sería descortés mentir sobre quién soy.

Y al que no le gusta, que no mire.