lunes, 7 de enero de 2013

Extracto del tercer cuaderno azul

"Siempre hablan de 'superar' amores previos dejándolos atrás, pero eso es meramente enterrar una emoción, y bajo tierra los sentimientos echan raíces.

Siento que he logrado entender cómo superar realmente cariños y amores anteriores, lejos de ignorarlos o enterrarlos.

Este año superé tres amores haciendo justamente eso. Superando al amor.

Lo que me dañaba era que el amor no era el mismo en ambas partes, sino que había tres versiones:

La mía, donde deseaba romper todo límite y ser uno con la otra persona.

El deseo, de que la otra persona quiera lo que yo, contagiándome de lo que fuere ella.

Su amor, el amor de ella, puesto en diferentes lados y personas, me gusta pensarme entre ellas.


Mi dolor vino de luchar porque las tres sean lo mismo, pero claro que sólo traería dolor, pues si amás a una persona, cómo pensás en cambiarla?

Me enfoqué entonces en todos los restos de mí que me quedaban, y dejé entrar al dolor.

Un dolor hermoso realmente, porque era dolor de duelo, un dolor que de no encubrirlo, nos puede aportar y purgar.

Permití que me duela que ella no pusiera su amor en mí, permití que me duela el haber permitido que haga cuanto guste conmigo, y debo admitir que ese dolor parecía no terminar.

Incluso me permití tratar de convencerme de que el daño me lo hizo ella, de que era malvada, así por lo menos no me volvería loco, encontraría el centro del dolor y la arrancaría como una astilla en la planta del pié.

Pero si el odio nos diera soluciones el mundo sería cenizas.


El hecho de que sea así de encantadora me salvó de la desesperanza la primera vez que la conocí, pues me dijo, como un frágil secreto al oído: 'El amor existe'.

Ahora su encanto me salvó del odio, odio que quise desviar a ella, y por fortuna no me salió.

Al fin la veo como a una persona y no como algo superior que uno espera le salve de todo. No veo justo el ponerla en deuda de mi bienestar sólo por ser un encanto.

El olvido existe, pero no para la gente, sino para el dolor y el miedo.

Ella me daba éstas dos emociones, pero de lo malo se aprende, lo malo tiene fin, y toda mi vida me volví a exponer a lo que me dolía o atemorizaba, pues quería ser lo más que pudiera para quien yo fuera a amar.

Superé mi amor por ella, pues ahora mi amor no involucra dolor o miedo, es sólo verla crecer y bailar.

Y para este espectáculo, el mejor asiento es a su lado. <3

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