En la vida, en mi más temprana vida, recuerdo que no sabía de qué forma demostrar mis sentimientos.
Eran más y más aire en un globo, un león enjaulado con recuerdos de libertad, un preso determinado con la máxima voluntad, casi son un ser, el mejor escapista con las menores ganas de permanecer encerrado.
Me preguntaba cómo debían salir a flote, cómo debían dar con otra persona, ya que, si bien nunca me importó mucho la etiqueta a menos que tenga buen motivo de usarse, los sentimientos podían impactar mucho más fuerte que un golpe.
Mi abuela me dijo una vez cuando yo me estaba cambiando: "Al que no le gusta, que no mire" y con esa frase definió muchas decisiones en mi vida.
Mis sentimientos son parte de mí, y no quiero mentir en la cara de nadie cuando algo tan maravilloso como una emoción encontrada me pase, eso la apagaría, frenaría el flujo y haría que algo que pudo ser más, sea en una menor escala.
No sé a qué vine a esta vida, pero sé que vine a vivirla, y responderé por mis emociones y cada demostración de las mismas.
"Those who mind, don't matter, and those who matter don't mind."
Entendí el precio de ahogarte en emociones calladas, al menos sé lo que provoca en mí.
Y no quiero una vida sin vida, quiero un viaje lleno de recuerdos, muchísimas anécdotas, algunas fotos y las cicatrices que hagan falta.
Es parte de mí, y sería descortés mentir sobre quién soy.
Y al que no le gusta, que no mire.
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