jueves, 21 de enero de 2016

Sobre lecciones


Me moví y aprendí que la gracia está en lo corriente de los actos y acciones, en mantenerse en movimiento y que las piedras del pasado no sean arrastradas, pues aquello que quiere moverse en la dirección que resulta ser la misma tuya, sencillamente lo hará. Eso sí, si no sigue arrastrando.

Allá en la montaña sos rico, pero tenés casi nada. Lo más forzoso a que generes algo nuevo en vos es la falta de distracciones.


Allá arriba me senté a pensar mucho, aunque sea algo mal usada la expresión, verás, no pensás allá arriba realmente, recordás, extrañás y caés en cuenta de muchas cosas, cuánto vale lo que tenés es un ejemplo.

Pero no solo eso. Yo caí en cuentas muy certeras sobre mí y sobre quién me convertiría allí. Rescataría lo que creí que quedó de mí en el pasado y dejaría todo lo que no me constituya. Dejaría las falsedades que se me han proferido y las ofensas que haya cargado sin importar cuánto tiempo.

Desde muchachas mentirosas que dicen y deshacen hasta ilusiones que no se han cumplido hasta ahora, todo eso ha de pasar y no para que ese vínculo se renueve, sino para hacer lugar en mi vida ya que he aprendido, a pura cicatriz y lágrima, que eso no debe estar en mi jardín.

Quizá esos altercados se me regalaron en la vida para asegurarme cómo no quería volverme alguien así de condenable tras proferir crímenes en el plano sentimental de alguien.

Quizá me tocó subir para entender más sobre amor, para reírme de mi joven adolescente llorando porque estaba solo mientras mi persona siente amor por un círculo de hermanos de vida que me muestra que no conocés a tu familia desde que empezás a recordar, sino desde que obrás con tus sentimientos como brújula.

Quizá sea una importante lección el ir derecho al camino del sacrificio y el miedo y atravesarlo para irnos con los tesoros de la formación de nuestro corazón.

Creo que aprendí que tendré lo que necesito cuando deje de necesitarlo.

Creo que aprendí que el amor es mío a tener.