lunes, 3 de septiembre de 2012
Sobre el amor.
Siempre que amé hubo una sensación en común con esas personas, algo que me transmitieron y por eso merecen que de mi vida, ya que me hicieron sentir tan vivo, y ese algo que tuvieron todas ellas es que me dieron algún sentimiento que está entre los primeros que haya sentido.
Es remitirse a la infancia y ver ciertos momentos, momentos donde uno mira al cielo acostado en el pasto viendo las estrellas, y años después logra tener esa sensación hablando con alguien tirado al lado, sólo viendo al cielo raso de la habitación más mía que haya tenido. Un momento fuera del tiempo que me ha sabido acobijar como si hubiera atravesado mil tormentas hasta llegar a una cabaña, esa fórmula para dejarme compartirme.
Otro momento fué uno cálido que me han compartido de la infancia de otra persona, y el cuarto en sí era nuestro lugar de juego. Un sueño que me habían compartido y creo que mientras escribo esto me doy cuenta nada más.
Qué somos si no somos vivencias? Qué amamos si no es un sentimiento de seguridad interna? Una seguridad que no parte de lo que tengas, en tu casa o en el banco, de lo estable de tu estatus o de lo mucho que te definís como persona. Sino una seguridad de que ahora estás vivo, lo estás sintiendo y nada pudiste haber hecho enteramente mal, porque llegaste a sentirte como te sentís ahora.
No sé qué tenga que ver con el amor, creo que de hecho, no debiera escribir sobre amor, porque recientemente me encuentro en el espejo a una persona que sabe mucho sobre sentir amor, en un pasado, y hoy en día (al amor de pareja) ya no lo siente, siente por otro lado un amor indescriptible por el rocío de la mañana y el sol que viene luego. Un sentimiento de vida imposible de interrumpir mientras anda en su bicicleta por la mañana con el sol de frente, una persona que puede hacer nada en su casa, pero ese techo nunca se vió tan genial estando solo.
Creo que hice un ejercicio de niños, y me permití caerme y volverme a levantar, porque el amor está, lo siento cada día, y de hecho estoy descubriendo a cada momento una nueva forma del mismo.
Es una lástima que el amor definitivo no lo haya encontrado en mis previas ocasiones, porque realmente eran geniales oportunidades y he sentido estremecimientos emocionales que en serio jamás me habían pasado. A tal punto incluso que no quería que terminaran, pero lo que no ha de ser puede forzarse, pero no significa que será.
Por lo pronto es este momento el que tenemos, que tenemos para respirar, sonreír, acordarnos de que no estamos muertos y que quizá queramos a alguien y queramos que ese alguien lo sepa, y aprovechando el calorcito que se viene, quizá podamos decirle por un medio cualquiera de una forma hasta críptica, que le queremos, porque es un momento nada mas, y decirle a alguien que le querés difícilmente sea una mentira, y difícilmente te confundas de sentimiento al querer a alguien, quizá haya mil otras cosas que callas, pero el cariño al menos, está.
Y hay que cuidar al cariño, porque aún más fácil que con el dolor, nos acostumbramos a él, nos acostumbramos a que está para poder seguir, porque si el dolor te paraliza o el cariño te asombra por demás, tu vida no se moverá, y a ambos hay que detenerse a contemplarlos y cultivar o encargarse. El dolor significa que algo está mal, entonces no hay que descuidarlo, ni dejar de avanzar, y el cariño nos recuerda de lo hermoso de la vida, de que estamos vivos y hay algo hermoso pasando en el mundo justo ahora, hay alguien hermoso en quien podemos pensar y a eso no hay que acostumbrarse, o mejor dicho, hay que acordarse que te acostumbraste, para pensarlo de nuevo, vivirlo y decirle "te quiero", "te amo", "Te extraño".
No tenés a alguien a quién decirle una de esas tres? Tarea para la casa <3.
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And baby says?