El mundo está lleno de placeres.
El día es uno de los más grandes, pues vienen, de cierta forma, en etapas, de más grande a más chico, pero su graduación no tiene relación alguna con lo bien que te haga sentir.
Para explicar lo de grande o chico, voy a volver al día. El día es un gran placer, más con solcito y calor (para mí) porque al iniciar un día nuevo, hay miles de placeres que pueden venir después, como el pasto tibio, un almuerzo, o un paseo.
El paseo en este caso, sería un placer menos grande que el del día, pero más grande que los que abarque, como cruzarte con una persona.
Así un placer contiene a otro, y cada uno será distinto, y mejor, o no tan bueno como otro, indistinto a cuales o cuántos abarque.
Y una vez que me decidí a ver los placeres, no podía dar vuelta atrás.
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