Tobacco n' Green bags

Tenía una caminata, no larga, ni extraña a mis pies por delante, y quería estar en mi cuarto, pero no importaba, nada me hacía imposible llegar. Ojo, sí me era imposible estar en mi cuarto en muy breve, pero no tardaría demasiado.

Tenía sentires algo pesados, algunos a veces encuentran cómo pesarme, a veces, nada más.

Y mis pesares me dieron lágrimas, no es que fuera grave, pero estaba húmeda mi cara, de pensar entre quienes estaba, y qué se venía, y qué pasaba, y quién era para esas personas.

Habían pasado cosas que prefería que no tuvieran lugar, lo admito, pero ojo, mi preferencia de que no sucedieran era sólo en una primera instancia, mi ser presente era el único que abogaba por eso, el presente y el egoísta.

Y fué al egoísta al que le dolió, suelen ser esos perfiles los que reciben dolor, el egoísta, el malvado, algunos que en medida alta, son tóxicos.

Pero pasó, como todo instante, pasó, y mi ser presente ya no era el mismo, y el egoísta se había ido, porque la justa ya no la podía llevar él, claro que no. Pasó al mando otro yo, otro que hacía tiempo que no tomaba lugar, otro, que sabe siempre lo que hacer, otro, que se está quitando el óxido para hacer cosas maravillosas, otro que no es otro, otro, que soy yo.


Un Yo listo para los placeres, y la gente que sabe dárselos, un Yo que tiene y crea posibilidades, que arma magia en cigarros y detiene el mundo con uno de ellos, uno con mundo propio, que sabe invitar a otros a pasar a él, un amor, y un sabor.

Y todos, para los entendidos.