martes, 12 de marzo de 2013
Crónicas del gris
Desperté a la estática de la ciudad y un aire que anuncia que deberé vencer una capa de smog para llegar a la mística.
El asfalto sólo vende amor físico y ocasionales besos bastardeados que se disfrazan de amor y nos cuentan historias de libido al oído. Tras lo que encuentro en mi heladera me doy cuenta de que la urbe tiende a darte lugares a donde estar, pero no lugares a donde aventurarte.
Repasé fotos, recuerdos, imágenes que me remitían a la sensación de amor, a esa explosión de colores entre lo gris y sonreí con mi vaso enfrente.
"Sé que elegí dejar de amar, pues sino moriría... ¿Pero qué vida es vida sin amor?"
En ese momento me respondí, pues no hay vida sin amor, no hay día sin sol y no hay cobijo sin calor.
Bebí mi vaso riéndome, pues era la primera vez que veía a un muerto beber un trago de agua y reírse de ello.
Irónicamente, siempre bromeo con el apocalipsis zombie, pienso que puede pasar y no quisiera que me tome desprevenido, pero luego me río, porque acabo de considerarme un muerto animado.
Me pregunto si los enamorados se rebelarán, de sus formas hermosas, ya que encontraron lo más fuerte para impulsar sus vidas, a veces sueño con ser un zombie en un apocalipsis mucho más importante y perturbante, a veces creo que los enamorados son los únicos que pueden salvar al mundo, de aquellos con el corazón seco.
Y espero que nos den una esperanza a los pobres diablos que dejamos de sentir lástima por nosotros mismos, dejamos de soñar con latidos de corazón y cesamos de apartar flores para nuestros amores. Me siento salvaje, primitivo y solitario, y eso está bien, porque el camino de mi vida, cada paso, cada amor, cada beso me llevó hasta acá.
No es el futuro lo que me interesa, el pasado cambia depende del foco del presente, es como un espejo que se ha roto, y con él la imagen de nosotros. Como si al tratar de armarlo, no nos enfocáramos siempre desde el mismo lugar, y constantemente tratáramos de rearmarlo, siempre desacomodando y reacomodando piezas y cortándonos un poco cada vez.
No pienso en eso cuando voy a dormir, porque mi descanso no existiría. Cuando quiero dormir sueño, sueño con cosas que no han pasado y no están pasando ahora, sueño para descansar e imagino para cerrar los ojos, porque mientras esté despierto puedo mejorar mi realidad, pero no en esos aspectos, no justo allí.
Con tiempo ya no hubo dolor, ahora hay sólo tiempo.
Vuelvo a mi lecho, hace semanas no lo acomodo, pensé en hacerlo hoy, pero quisiera reposo antes de salir a la ciudad de nuevo.
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