martes, 7 de abril de 2015

Entrada del 4to cuaderno azul










"He indagado en emociones porque el frescor ha llegado hoy.
La mañana ya no me despierta deseando saltar a una pileta, sino que es difícil abandonar las mantas. Pero la sorpresa no puede detenerse.
Hablaré de un dolor una vez más, pues hoy coseché algo hermoso.

Charlando me dí cuenta de un sentimiento que debo entender y procesar, pues deja en mí euforia y confusión emocional y esto agota energías.

El dolor está muy bien, pero nunca viene solo. Es como si viéramos una hermosa bandada de pájaros e inmediatamente pensáramos que todos nos van a cagar encima.

El dolor y la tristeza traen una oportunidad hermosa y los detonan los sentimientos más nobles.

Hoy salí de mi centro por ponerme a prueba y el frío vino en un momento, intenté sentir el enamoramiento hablando con alguien que me enamora, pude acercarme a la sensación de amar, la cual me fascina. Con ella vino el dolor.

Me enojé conmigo un rato: "En serio, Patricio? Años de trabajo para volver a esto?"

Traté un largo tiempo de asimilarlo, un pensamiento que me ayudó es el de clasificarlo como un cariño estancado y ya.

Esta vez entendí de forma más completa. No puede haber sólo dolor. La quiero, genuínamente somos dos partes de un hechizo cuando nos juntamos.
Mucho de mi enojo fué a que ella sufra por alguien que realmente no sabe lo que tiene. Parte del dolor era no tenerla y luego recordé que ya no la necesito. La quiero, me habla y mi día es mejor, pero no la necesito.

Lo que me duele es que a ella le duela, porque surge de la emoción más sincera, el amor. De ella para él, y de mí para ella.

Luego me llené de alegría.

Se acabó el duelo erróneo de que ella no esté. Me puse a prueba y se fué.

Aprendí, y de forma poética, ella está sufriendo por él algo simil a lo que yo por ella.

Ví mi progreso sucediendo, ví mi amanecer después de tan larga noche.

Y el frío, el atardecer y el viento me contaron que a ella le llegará también."

A veces pienso que lo único más nuestro que lo que genera el corazón, es la rudeza que resiste de un mundo tan brusco. El dolor y la fatiga son nuestros para incorporarlos y que nos formen. Si otro se hubiera caído por nosotros, no sabríamos caminar.

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