martes, 28 de enero de 2014

Sobre arrepentimientos.




No termino de entender por qué desde el pecho de uno pulsan ciertas cosas o personas que uno sencillamente no puede tener ahora. Incluso sucede que uno quizá podría hacer un intento por comunicarse y hasta lograrlo, pero saber y comprobarlo en otras ocasiones, que no llevará a buen puerto.

En momentos de debilidad, cuando uno se encuentra solo y gris, buscando una luz, suele recurrir a la luz que conoció y supo encontrar en el pasado. No entiendo ésta conducta, pero está ahí, así que entenderla no tiene mucho propósito, tiene mucho que ver, creo yo, con vivirla.

De a momentos (como si uno pudiera hacer algo al respecto) dan ganas de hacer cambios en la historia para que el presente sea diferente, hay veces donde por más daño que hayas recibido del otro lado, sólo querés sentarte a vivir un momento de nuevo.

Siempre dije que dudo morir con remordimientos, pero creo que ahora entiendo un poco más sobre éstas situaciones y creo que no tengo chance de evadir al deseo de cambiar ciertas cosas, al menos si el lecho de mi muerte tomase lugar hoy.

Cosas que quisiera cambiar, creo que sólo es una y lo curioso es que no cambiaría ninguna de mis reacciones en momentos malos e hirientes, sino todo lo contrario.

No "cambiaría" nada de por sí en los momentos de alegría, en esas manchas de sol que hay en mi vida, pero sí diría más "Te quiero" y el doble de "Te amo".

En momentos así siento que no lo dije lo suficiente, es decir; uno le hace saber al otro de éstos sentimientos tan puros y los ha recibido del otro, entonces casi logro pensar que no se lo hice entender.

Es que no hay muchas formas de reformular el "Te amo".

Voy a morir hecho un hombre lleno de arrepentimientos, voy a morir con una sonrisa de tenerlos, de saber que por mucho que intente, jamás voy a poder explicar esa sensación, con suerte a veces la recuerdo y eso me pasó, yo una vez fuí infinitamente feliz, por unas horas que nunca terminaban y me arrepiento de no haber gritado más de alegría siendo que no podía terminarse.

Morir feliz, porque viví. <3 br="">

miércoles, 15 de enero de 2014

A algunos les gusta el frío.




Nunca fué mi preferido, pero siempre necesité algo del frío. A algunos les gusta.

El frío no tiene el don de reconfortarte, de darte una sensación vital externa, pero puede evocar la interna.

La pulsión que se siente ante la hostilidad del frío es intensa, es hermosa. La necesidad de seguir siendo y no ceder ante la negociación de la temperatura del exterior y la interna.
Es similar al estímulo del aura cuando de cariño se trata, el frío que provoca el otro, la distancia que se marca y el escalofrío lo quita a uno del comfort del hogar, donde está el corazón, y lo fuerza a valerse por sí.

Recuerdo escalar en piedras heladas y no sentir mis manos ni mis brazos, el frío se llevaba poco a poco mi vida, pero seguí adelante, porque para ese lado estaba el resto de mi vida.

Algunas personas pueden ser riscos sin refugio, pero eso es lo que hacemos ante el frío, seguimos.
No podés asegurarte de que mañana será un día de calor, de hecho lo mejor sería que la mayoría fuesen días hermosos y veraniegos o primaverales.

Pero hay que aprovechar un día frío. No siempre está la chance externa de forjarse y poder más y más, conquistar ese risco, saber que toda esa falta de calor puede ser sobrevivida, y volver a la candela del hogar, el bienestar propio y así contagiar calor a otros.

Un verano en el corazón.