Hubo una muerte, de un pilar de felicidad, elegida por su víctima, a no ignorar como realidad.
Uno percibe el mundo que percibe, y puede elegir cambiar qué ve, no lo que siente.
Pertenezco a un mundo, que he decidido no ignorar, siento ajenas doctrinas que lo hacen cambiar. Dicen que es un mundo sin príncipe azul, que eran cuentos del pasado, y que no hay caso en creer en un único amor.
Mi amor es pues único, y sé que único es el que logramos con cada persona que lo probó, y sé que había en el mundo un amor que ponía en mi cuerpo calor.
No sé si le habré conocido, a quien mi vida iba a acompañar, pero algo ha acometido a esa posibilidad.
Sentí la muerte de ella, no sé por qué habrá sido, pero la sé verdadera ya que también murió el equivalente mío.
Las aves migran, no sólo por supervivencia, si no por un llamado natural, y es ese latido que hace un tiempo dejó de estar.
Ha muerto la única razón que tenía para amar, no sé si le he conocido, pero ya no la siento palpitar.
Si a sabiendas pasas sobre algo, lo has decidido pisar, nadie ama lo que su suela acaba de aplastar.
No hay ser en el mundo que pueda mi amor aceptar, esa amante se ha despedido, no sé si fué circunstancial, no puedo hablar por quien desconozco, ni tampoco saber si fué su responsabilidad, mas al no estar más, el amante en mí, sólo se pudo suicidar.
Su cuerpo humano ya no alberga a una persona, ni a alguien que elija llorar, no hay por qué vivirla triste, si se entiende la realidad.
La luna hoy perdió un fanático, que ya no la mira para suspirar, en ella hay sólo un rostro pálido, y un astro a admirar.
Las preocupaciones se han ido, ya no se puede estar mal, el amor no se ha perdido, mas se ha visto terminar, como "extraviado" está mal definido, lo que solo ha dejado de estar.
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